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Cuentan que por esas mismas fechas en Sevilla, otro de los lugares donde afloró el flamenco, una negra, María Gamboa, tocando la vihuela acompañaba nada menos que a El Planeta, uno de los más acreditados y destacados pioneros del arte flamenco.

Y no sólo tocaba para El Planeta. En esa casa, en la esquina de la calle Vizcaínos con la calle de la Mar, actual García Vinuesa, también estaba su sobrino, Lázaro Quintana. Otro pionero del cante flamenco que en época muy temprana, 1829, andaba por Cádiz cantando la Petenera Americana.

María Gamboa o María Martínez, era una negra cubana que vivía en Sevilla donde se casó y adoptó el apellido de su marido. Cantando y tocando la guitarra llegó a triunfar en los teatros de Europa, la llamaban «la Malibrán negra». En los teatros de Madrid y Barcelona la adoraban, a pesar de la crítica racista de la prensa de entonces que decían que la negra María cantaba, «separándose de la naturaleza grosera de su raza»:

“París 26 de junio de 1850. Tenemos aquí una mujer extraordinaria, una verdadera novedad musical, que a ser cierto cuanto de ella se dice, deben ustedes conocerla bastante. Hablo de la negra Doña María Martínez que separándose de la naturaleza grosera de su raza, va presentando por Europa el extraño espectáculo de una negra música…

La famosa negrita, María Martínez, que introdujo en Madrid la afición al Tango… María Martínez cantó con su fuerte y hermosa voz, de contralto y soprano, varias canciones andaluzas y americanas acompañándose con la guitarra con una gracia y desenvoltura que transportaron de gozo a los oyentes. En la canción del Mocito del Barrio y el Tango la animación subió de punto: coronas, palmadas, bravos ramos de flores…”

Subido por Dámaris G. participante del Espacio de trabajo colaborativo para De biografías y videografías. Fuente: relato tomado del libro «Las Negras de la Inmaculada» de Jesús Cosano.

Marñia Martínez en el Majesty’s Teathre. The Illustrated London News. 20, julio. 1850. British Newspaper Archive. Tomado del libro «Las Negras de la Inmaculada» de Jesús Cosano.