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Esta sección está destinada a compartir historias de mujeres y personas de género no binario. Memorias y presentes invisibilizados, también ficciones que contribuyan a desmontar las narrativas dominantes.

La propuesta es ir jugando con estas historias para «revisitar» el imaginario de la ciudad.

También podéis ir a la sección Contribuir para incorporarlas desde el formulario (que está preparado para añadir imágenes, decidir a qué categoría de los tres ejes de trabajo pertenece la historia: Memoria histórica, Sevilla negra y Cuerpos y capital, o mencionar las atribuciones).

Añade la historia que desees como un comentario:

22 Comentarios

  1. Esta biografía la he leído en http://ciencialgtbi.es/cespedes-la-primera-cirujana-de-espana/ , en el libro de Jesús Cosano que hablamos en el primer encuentro también habla de ella, pero no tiene tan marcado el discruso lgtbi. La copio aquí y la subo también con el formulario y fotos que he visto por internet.

    Elena de Céspedes (1546-1588). Elena de Céspedes, bebé nacido mujer que terminó viviendo como hombre; luchó en la guerra de Granada como un soldado más; se convirtió en la primera mujer de la historia de España y acaso de la de Europa, en ser considerada oficialmente como cirujano (una de las dedicaciones profesionales de un barbero); tuvo un hijo como mujer pero al cabo de los años se casó con una mujer y vivió como un hombre; al final, fue acusada de intrusismo en el gremio de cirujanos, declarada culpable por haberse casado con una mujer estando casado o prometido con otra…

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    • Guantes de Ámbar. A la mulata María Franzisca todo el mundo la conocía como Guantes de Ámbar. Era ya una actriz famosa en los escenarios de España. Sus personajes trasmitían pasión y alegría. Su belleza, su voz, sus bailes, el talento y las habilidades musicales que atesoraba, contagiaban. La gente la adoraba.

      Estaba trabajando en Madrid cuando Balbín, famoso director de una compañía de teatro, le ofreció ser la actriz principal para una obra que querían representar en los próximos años en Sevilla. Ella sería la reina Esther. La versión de La reina Esther (reina hebrea que tuvo una fecunda descendencia entre comediógrafos y autores en las letras hispánicas de esos años), era la que escribió Felipe Godínez Manrique.

      Del libro Las Negras de la Inmaculada de J. Cosano.

      El texto restante lo añadiré como contribución, nos faltan fotos para ésta.

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      • Podemos verlo con las Mujeres Supervivientes, si ellas quieren que se sume con el taller que están organizando con Jesús Cosano, o también con el alumnado del IES Diamantino, en lugar de aportar fotos, podemos subir la pieza de stopmotion que hagan, o la pieza y una foto fija de ella. ¿Qué pensáis?

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        • ¿Quieres preguntarles?, no sé qué opinará el resto

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          • Envío mail a ambas partes y os cuento

  2. Como hablamos en el encuentro del martes voy a ir subiendo las biografías que las Mujeres no olvidamos representaron en el acto de memoria histórica, que no se nos olvide poner los datos del acto y del video del que saquemos las historias, ¿os parece?

    Ángeles García Palacios. Fue maestra durante la Segunda República y puso en práctica la enseñanza participativa, tolerante, laica, no doctrinal que había aprendido y defendido. En 1936, durante la sublevación fascista fue «sumariamente expulsada del magisterio» por Queipo de LLanos. En 1937, sometida a un proceso por la COmisión Depuradora del Magisterio Primario, y acusada por «mostrarse con indiferencia religiosa», se quedó fuera de la enseñanza hasta que en el 1977 se acogió a la Ley de Amnistía. Con 67 años de edad volvió a las aulas. Su único delito fue enseñar a pensar»

    Tomado del vídeo subido por Intermedia Producciones a Youtube, registro de la acción Las Mujeres No Olvidamos. Sevilla,1936-2013

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    • Si os parece bien, yo me puedo ocupar de sacar las fotos a partir del video de Intermedia Producciones, y colocar las referencias en cada bio.

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      • Sí, gracias, entre hoy y mañana voy subiendo todas las que pueda para que avance un poco el mapa. Como todas son de memoria histórica no repito la categoría, y las pongo en el mismo hilo

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        • Manuela Beltrán Gómez. Manuela, natural de Sevilla, obrera de La Cartuja, asesinada por Bando de Guerra, dictado por Queipo de LLano, a la edad de veintitrés años. Sevilla, 1936

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          • Ana y Teodora. Teodora tocaba el arpa y defendía la república cuando le asesinaron a su hermana Ana y le encarcelaron a su marido. A la una la veló y al otro le llevó comida cada día a la cárcel. Cuando se le acabó el carbón con el que cocinar y el dinero para poderlo comprar, hizo astillas con los muebles de la casa. Comenzó por cortar las patas de las sillas y terminó, habiendo pasado por mesas, armarios o alacenas, deshaciendo en astillas el arpa, la música. El marido hambriento, el silencio de su casa y el de todo un país acabaron matándola

  3. En el acto que hicieron las Mujeres no olvidamos pusieron una placa conmemorativa, quizás no sirva como entrada en la que recojamos toda la información del acto completo. Escribo lo que aparecía en la placa:

    «Miles de Mujeres sufrieron el horror de una represión fascista y patriarcal atroz por su condición política y por ser mujeres. Querían cambiar el mundo y su lugar en él. Fueron hacinadas en prisiones y campos de concentración, vejadas, arrebatados sus bebés, asesinadas, torturadas, violadas. Fueron además silenciadas en la Historia con el consentimiento del poder Militar, Eclesiástico y Político. Ahora y siempre nosotras no olvidamos»

    Las Mujeres No Olvidamos. Sevilla,1936-2013. Acto de Memoria Histórica en homenaje a las mujeres represaliadas bajo el mandato del general Queipo de Llano durante la represión franquista, celebrado en el barrio de la Macarena de Sevilla, el 24 de Mayo de 2013.

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  4. Cuentan que por esas mismas fechas en Sevilla, otro de los lugares donde afloró el flamenco, una negra, María Gamboa, tocando la vihuela acompañaba nada menos que a El Planeta, uno de los más acreditados y destacados pioneros del arte flamenco.

    Y no sólo tocaba para El Planeta. En esa casa, en la esquina de la calle Vicaínos con la calle de la Mar, actual García Vinuesa, también estaba su sobrino, Lázaro Quintana. Otro pionero del cante flamenco que en época muy temprana, 1829, andaba por Cádiz cantando la Petenera Americana.

    María Gamboa o María Martínez, era una negra cubana que vivía en Sevilla donde se casó y adoptó el apellido de su marido. Cantando y tocando la guitarra llegó a triunfar en los teatros de Europa, la llamaban «la Malibrán negra». En los teatros de Madrid y Barcelona la adoraban, a pesar de la crítica racista de la prensa de entonces que decían que la negra María cantaba, «separándose de la naturaleza grosera de su raza».

    Del libro Las Negras de la Inmaculada de J. Cosano.

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  5. Ordóñez de Ceballos (…) Decía que de todas las crueldades que había hecho en la vida, la que más le dolía era haber traicionado a Polonia, una bellísima negra cimarrona que conoció en Cartagena de Indias. El cura se había enamorado de la negra. Polonia había nacido en Córdoba, casi en la misma tierra del cura, la de Jaén. Era hija de una esclava negra y fue llevada de joven a Cartagena de Indias por sus propietarios. Allí se escapó de sus dueños y se hizo cimarrona.(…)

    Por el año 1580, en Cartagena de Indias, Colombia, las autoridades estaban desbordadas. Los cimarrones incrementaban su número y las acciones de hostigamiento se multiplicaban a lo largo de todo el río Magdalena.

    Esa gran autopista era la que debían usar las caravanas comerciales para ir poco a poco colonizando el inmenso territorio que hoy es Colombia. Desde el puerto debían recorrer kilómetros de manglares y selva para llegar al río Magdalena y toda esa región era controlada por los cimarrones.

    El problema se hizo tan grave que las autoridades coloniales decidieron organizar un ejército para combatirlos. Esa fue la misión que encargaron a Pedro Ordóñez de Ceballos, que en Cartagena de Indias ejercía como una especie de mercenario actual.(…)

    La sorpresa que se llevó Ceballos fue mayúscula. Tras días de andar por ciénagas, pantanos y manglares, los mercenarios se toparon con los cimarrones. Pero no eran hombres, sino mujeres cimarronas contra las que se enfrentaron. Luchaban con energía arrojo, mataron a varios de los soldados a los que les arrebataron las armas de fuego. Luchaban por su libertad con furia y valentía. Las negras les quitaban los arcabuces a los mercenarios y a golpes los mataban.

    Polonia era la líder de aquellas cimarronas, multata alta, esbelta y de enorme belleza. El mismo Ceballos decía que «para ser negra era bastante guapa». Había nacido en Córdoba y con quince años sus propietarios la embarcaron para América. En Cartagena de Indias logró escapar junto a otras esclavas hacia los palenques del río Magdalena. Su bravura y ansias de libertad contagiaron al resto del grupo. Se organizaron para defenderse de los españoles. Ella misma dirigía el batallón de mujeres y en ese encuentro con los mercenarios de Ceballos, mató a varios, entre ellos uno de sus líderes: el portugués Bartolomé Pérez.

    Mientras Polonia se deshacía de los mercenarios españoles, sus ojos buscban co intensidad a su jefe: Pedro Ordóñez de Ceballos. Agritos le llamaba «capitán traidor cordobés». Cuando en esa lucha Ceballos tuvo de frente a Polonia sacó su espada para enfrentarse a ella. La cimarrona le lanzó dos dardos que Cebalos pudo llegar a cortar. Después sacó su macana, una anchísima espada, y le dijo:»a ver si me cortas esta». Pedro estaba muerto de miedo y sorprendido, aquella mujer estaba dispuesta a terminar con su vida y la del resto de mercenarios que aún quedaban vivos. Cuando Polonia lo acometió con su macana y estaba a punto de hacer desaparecer de la tierra al mercenario, éste le gritó: «¡Yo soy el cordobés, de la mejor tierra del mundo…, soy de tu patria, te estimo y haré que seas libre y que te dé hacienda el rey!».

    Polonia cayó en el engaó, ordenó parar la batalla, reunió a todas las negras y les contó lo que Pedro le prometió. Decidieron dejar de pelear y bjaron sin armas a dialogar con Pedro. Éste las convenció y consiguió que todas embarcaran en las canoas del río Magdalena. Partieron con destino a Cartagena. Polonia estaba agradecida a Pedro, se sentía querida. Por fin los negros podrían vivir libres en aquel continente. Polonia miraba con ojos brillantes a Pedro, mientras él bajaba la cabeza y escondía su engaño, su amargura y la pasión que sentía por la cimarrona. Estaba a punto de entregar a las autoridades de Cartagena a la única mujer que el cura-mercenario había querido en su vida.

    Y así ocurrió: nada más llegar las barcazas a Cartagena detuvieron a todas las negras. Se las repartieron entre Pedro y las autoridades y ¡cómo no!, la mismísima casa real se quedó con cuarenta. Alresto, las volvieron a poner en venta para ser de nuevo esclavas.

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    • Muchas gracias Dámaris por el curro, voy subiendo poco a poco..

      Si trabajamos esta bio en el Instituto (igual el resto), debemos estar atentas no sólo con cuestiones antiraciales en el texto, también la solución de amor romántico que le da el autor y que desactiva la potencia/lucha de la protagonista. He buscado orígenes de la palabra cimarrona/cimarrón, y la de mulata/o. Esto también se puede trabajar con el alumnado, me refiero a la memoria de las palabras, etimologías y normalizaciones de palabras despectivas.

      Y al leer esta historia de Polonia y pensar en el trabajo con alumnado, se me ha venido la de Eleno/Elena de Céspedes, cómo Jesús en su libro trabaja menos la cuestión de género que atraviesa la vida de esta persona.. me parece oportuno tomar la excusa de la bio de Eleno de Céspedes para trabajar con el alumnado cómo la categoría de mujer como género es en sí misma una cuestión colonial..

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  6. Y bien entrado el siglo XX, dos negros africanos, una mujer y un hombre, protagonizan momentos cumbre del toreo de España y de Portugal. Ricardo Paulo Chibanga, de Mozambique y «a Preta Fernanda», de Cabo Verde. Chibanga, como torero africano que destacó en los años sesetna del siglo XX en las plazas de toros de España, y Andresa do Nascimento «a Preta Fernanda», toreando en Portugal. A Preta Fernanda, desde el abandono y la marginación, luchó y llenó su vida de amores y livertad. Mujer bella y valiente actuó travestida en la plaza de toros de Algés. Su figura en bronce se puede ver en la Plaza de Don Luis de Lisboa. Andresa, posó para representar a África en el monumento que se le hizo al marqués de Sa Bandeira, personaje que trabajó para abolir la esclavitud en Portugal. La gente humilde y pobre la adoraba, entre sus amigos lo más moderno y avanzado de la sociedad portuguesa. El mismísimo José de Almada Negreiros lo era. Negreiros fue un hombre clave de la cultura portuguesa: poeta, novelista, pintor, dramaturgo, grabador, bailarín, coreógrafo, ensayista… A Preta Fernanda asistió junto a jóvenes intelectuales, artistas, escritores, poetas…, a la Primera Conferencia Futurista que Almada Negreiros hizo en el teatro de la República de Lisboa en abril de 1917.

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  7. Historia de Dalia de Mengala.

    Guantes de Ámbar permaneció todo ese tiempo con los toreros negros y con Dalia de Mengala. A Dalia la conoció recién llegada a Valladolid, venía de México y era esclava de Antonio Saavedra Guzmán. En Valladolid su propietario se la vendió a Pedro de Escobar Melgarejo, amoso general de la Flota de Nueva España y veinticuatro de la ciudad de Sevilla.(…)

    Dalia, que acababa de llegar a España, se quedó sola en la ciudad. Cuando Guantes de Ámbar la vio y conoció su historia, la recogió y la llevó a su casa. A su amigo, el que le había prestado la casa, el regidor de la ciudad, el conde de Gondomar, le pidió que le arreglara los papeles para que fuera una negra libre en España. Dalia ya no se separaría de su amiga.(…)

    Dalia de Mengala y el negro Simón habían madurado su idea. Estaban enarmorados, querían compartir sus vidas, habían decidido vivir juntos en Jaén. Dalia trabajaría con Simón en el horno de pan de los negros. Mientras los negros atravesaban Sierra Morena, Simón contaba a Dalia algunas historias de Jaén y cómo vivían los negros allí. Le decía que igual que pasaba en muchas ciudades de España, Jaén era muy similar a Valladolid, el lugar de donde venían. Había tanta población negra en la ciudad y sus pueblos, que junto a Sevilla y Cádiz era donde más cofradías de negros existían.

    Las Negras de la Inmaculada, Jesús Cosano.

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  8. Mientras descansaban al lado del manantial, Simón se acordó de la historia de la Fuente de la Negra.(…) Simón contaba a los negros que el amigo del cura era un hombre que, como muchos en aquella época, se había enriquecido en América en negocios relacionados con la esclavitud. Como hacían muchos españoles después de al´gun tiempo amsndo fortuna en aquellas tierras, retornaban a la Península enriquecidos, con servidumbre y esclavos. Indianos llamaban a los retornados con fortunas. Con el dinero que consiguió el amigo de Ceballos, se hizo propietrio de las fincas, tierras, ganados, caminos, fuentes y manantiales de aquel lugar. Una vez dueño de todo ese inmenso territorio, arrendaba algunas de sus tierras a los campesinos y habitantes de las aldeas.

    Ocurrió que durante varios años azotó aquel lugar una terrible sequía y todos los manantiales se secaron, menos el de la Fuente de la Negra, que seguía manando en abundancia, pero estaba dentro de los terrenos proiedad del indiano y los campesinos no podían coger agua de allí.

    El indiano tenía una esclava negra que a diario iba a la fuente a por agua para él y su familia. La negra, sin que su propietario supiera lo que estaba haciendo, dejaba cántaros de agua en las puertas de las chozas de los campesinos. Las gentes de aquel lugar querían a rabiar a la negra. Sabían a lo que se exponía si el indiano se enteraba. En los momentos más duros de la sequía dejaba dos veces agua a los campesinos; una durante el día y otra de noche, cuando la aldea dormía.

    El día que la negra murió, todos la lloraron. Su ejemplo de mujer que se jugaba la vida por ayudarlos quedó en su memoria para siempre. Hasta el punto de que muchos afirmaban haberla visto varios años después de su muerte. Al alba, cuando comenzaba a despuntar el día, los vecinos veían a la negra sacando agua y vertiéndola en los cántaros que les dejaba. La leyenda continuó hsta nuestros días.

    Las Negras de la Inmaculada, Jesús Cosano.

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  9. Guantes de Ámbar la reconoció enseguida. (…) Las negras y mulatas que bailaban y hacían música eran las que formaban la compañía de la famosísima mulata portuguesa Leonor Rica. Venían de actuar en Córdoba y se dirigían a Madrid. Como les ocurría a los toreros negros y a otros negros y mulatos que recorrían los caminos de España, ese lugar era uno de sus preferidos. En aquella casa eran siempre bienvenidos. (…)

    Leonor Rica era una mulata portugues que llevaba años alborotando Sevilla. Desde que llegó con su compañía en el año 1574, ya no paró de trabajar en la ciudad y alrededores. Durante más de veinte años estuvo la mulata haciendo gozar al público de allí.

    En 1587, el cabildo de la ciudad encarga a Jerónimo Hurtado la preparación de un carro de los que desfilaban en la fiesta del Corpus de Sevilla. Entre las cinco mujeres que debían llevar el carro para que cantaran, bailaran y tocaran los instrumentos durante el recorrido por las calles de la ciudad, estaba Leonor Rica. Fue tal el impacto que causó la mulata cantando y danzando, que las autoridades no tuvieron más remedio que darle «la primera joya» de todas las carrozas que participaban. Lo que hoy sería el primer premio.(…)

    En las fiestas del Corpus de esos años ocurría que cuando la procesión que podríamos llamar oficial (que ha continuado casi igual hasta nuestros días), (…) había terminado, aún estaban los carros de los cómicos, músicos y danzantes representando y haciendo sus bailes y cantes en diversos lugares de la ciudad. Hasta casi la noche seguían actuando entre el fervor del público. Y claro, muchos de los que habían participado y terminado el recorrido, se quitaban las sotanas y trajes oficiales y salían corriendo a presenciar los espectáculos de los carros.(…)

    Y uno de aquellos lugares del recorrido oficial, el más alejado de la catedral, la plaza de El Salvador, era el preferido del público sevillano para presenciar el espectáculo de la mulata. (…)

    Continuó Leonor actuando en Sevilla más años. En 1590 vuelve a la fiesta del Corpus Christi (…) Ya no hay hombres intermediarios, ella es la responsable. Ese año le pagan más, ochenta ducados, y vuelve a ganar la «primera joya». (…)

    No daban abasto Leonor y sus mulatas portuguesas. Cuando se encuentran con los toreros negros y sus amigos en la casa del barquero de Espeluy, iban camino de la corte de Sevilla.

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  10. San Bernardo y alrededores estaban plagados de mesones, tabernas y ventas; el mesón de las Tablas, la taberna del Cantillo, la casa de María Morena, la de las Beatas… Una de ellas, la que estaba más cerca del jardín botánico y del Hospital de los Negros, era la que tenía y gestionaba La Marqués: la Venta de la Negra. Se llamaba igual que la que había en la orilla del Guadalquivir cerca de Puebla del Rio, la que era famosa por ser muy frecuentada por los señoritos de Sevilla, las tusonas y los marineros de las naos que allí recalaban. En la venta de La Marqués eso no ocurría. Allí la mayoría de las que acudían eran las negras y mulatas de Sevilla. La Marqués, negra centenaria de San Bernardo, era la encargada de la venta y de despachar remedios para todos. Más de cien años tenía cuando llegaron los toreros a saludarla. (…)

    A veces hablando con su gente entre bromas y veras, La Marqués comentaba que era la madre de leche de media Sevilla y que entre la leche materna que las negras daban a los blancos y el incremento de la población mulata en España que las relaciones obligadas entre los propietarios y sus esclavas provocaban, había mucha más sangre negra entre los blancos de lo que ellos pensaban.(…)

    La Marqués moría por sus toreros, los amaba desde que eran pequeñitos, cuando los cuidaba y les enseñaba. Y mira que le dieron lata. Fue nacer y ya eran aficionados a los toros.(…) En una ciudad donde solo una minoría (los hijos de los nobles, cabildos y mercaderes) podía tener acceso a algún tipo de formación, la existencia de la escuela en la venta de La Marqués, era un sorprendente oasis, un lugar único para la formación.(…)

    Había en San Bernardo muchos padres que no eran libres, y algunos cuando llevaban a sus hijos al colegio, lo hacían con cadenas y argollas que los propietarios les ponían para que no se pudieran escapar durante el día. Además de cadenas y argollas, estaban marcados en las caras con la s y el clavo u otras señales que indicaban quién era su propietario.

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  11. ¿Qué pensáis en relación a que el relato de la Marqués sea uno de los que sí o sí trabajemos en el Instituto? Atraviesa muchas cuestiones, y el tema de la educación toma mucha importancia, además es sugerente a la par que crítico.. Voy a escribir aquí el resto de párrafos que podríamos pasarle al profesorado..

    En la venta, La Marqués tenía una habitación con algunos pupitres y muchos instrumentos musicales. Daba a un gran patio rodeado de árboles. En el centro del patio, un enorme árbol lo cubría, cuidaba y protegía con su sombra. (…) A la sombra del árbol, los niños de los negros aprendían disfrutando, cantando, bailando y haciendo música. Una forma de instruirse algo diferente a como lo hacían los blancos. (…) Del cuidado, alimentación y formación de los niños negros en la Venta de la Negra se encargaban Tomé, La Marqués y otros negros mayores del barrio de San Bernardo. Los mayores se repartían el trabajo con los niños en función de los saberes que cada uno poseía. Por ejemplo, una de las negras poderosas que se fue a vivir a la cas de su marido, Juan Coplilla, en el barrio de San Bernardo, la trianera Oliva Pedraja, era la que les enseñaba la historia de las plantas y sus propiedades.
    De que aprendieran los niños a pintar y dibujar, a saber composiciones y espacios, a fabricar los colores, se encagaba Sebastián Moreno, negro esclavo que tenía el pintor Diego Esquivel.
    Catalina de Jesús, otra negra libre de San Bernardo, enseñaba la lengua de los blancos junto a su marido Andrés esclavo de Gerónimo de Aguilera.

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  12. Las negras de la Sierpe

    Corrían los años treinta del siglo XVI cuando varios carretones llegaron a la puerta de la casa que el médico Monardes tenia en el Azofaifo, al lado de la actual calle Sierpes(…)

    Este viaje era especial. El enorme cajón que le había llegado contenía una anaconda viva.(…) Nadie se explica cómo fue, pero a la mañana siguiente, cuando se dirigió a la jaula, la anaconda y las crías ya no estaban, todas se habían esfumado.
    Al poco de escaparse la enorme serpiente, comenzaron a desaparecer niños por el centro de Sevilla. (…) A nadie se le ocurría pensar que esas desapariciones de jóvenes igual tenían que ver con las ordenanzas reales que de tiempo en tiempo hacían los reyes para capturar y detener a los pobres que deambulaban por la ciudad. Las autoridades necesitaban atender con urgencia la enorme demanda de personal que exigía la cada vez más numerosa flota naval de España y no se andaban con chiquitas: sin contemplaciones hacían desaparecer a los jóvenes de los pueblos y ciudades de Andalucía.

    En esas preocupaciones andaba el médico cuando se acordó de Oliva Pedraja, antigua esclava que había vendido a los Welser, los de las Almonas de Triana. Era muy especial con los animales y las plantas. Gracias a su abuelo el griot africano y a su mamá, había adquirido conocimientos profundos. Monardes pensó que quizás ella podría solucionarle el problema y la mandó llamar. Oliva intuía para qué la llamaba su antiguo dueño. Recolectando hierbas en la orilla del Tagarete, cerca de San Bernardo, había visto a la anaconda escondida en el fango. Oliva acudió a la cita con Monardes acompañada de su amiga La Marqués. (…) En seguida, Pedraja se dio cuenta de que la anaconda había parido. Por los restos del parto, Oliva calculó que podían ser como unas treinta las crías. Descubrió el agujero por el que escaparon. Oliva lo conocía bien, daba a las alcantarillas de la ciudad. (…) Oliva se dirigió al doctor y le dijo que por supuesto ellas tenían la solución para acbar con el problema, pero que no moverían un dedo hasta que no tuviera la carta de libertad en sus manos, hasta que dejara de ser esclava. (…) Monardes tenía mucho dinero y estaba dispuesto a gastarse lo que fuera. Esa era la mejor solución, pensaba el médico.(…)

    La Marqués y Oliva continuaron con los preparativos de su plan. Acabarían con la anaconda gigante y de camino con las crías antes de que crecieran más. Construyeron con maderas y púas de palmas una especie de pez bomba con andas en su interior y gruesas espinas en el exterior. Era como un gran carro de carnaval que ellas portaban introducidas en él. El carro-pez con sus púas les serviría de protección en el recorrido para buscar a la anaconda.(…) A la vez, fueron preparando con mucho cuidado un veneno mortal. (…) Con esa mezcla hicieron treinta bolas de carne que apretaron, amarraron bien y apartaron. (…)
    Cargaron todo en el carro-pez y esperaron hasta la tarde para salir. Habían calculado el tiempo para llegar por los túneles del subsuelo de Sevilla hasta la salida al río Tagarete justo antes de que anocheciera. Cuando llegó la hora de salir en busca de las serpientes, las negras se untaron bixa en sus caras. (…) Con sus avíos, antorchas y machetes se pusieron en marcha camino del Tagarete. Lo hicieron desde dentro de la casa de Monardes, el mejor camino para ir cercando a la anaconda. (…) A medida que iban avanzando por el subsuelo sevillano, las negras iban sellando los caminos que aparecían en los cruces con otros túneles. (…) Cuando la anaconda hizo intento para aproximarse al carro-pez, las negras tiraron al interior del túnel los huesos con la carne y el brebaje que hicieron. (…) Rápidamente las negras salieron del carro-pez y sellaron con el resto de mejunje de la cántara la entrada del túnel. (…) La anaconda pudo llegar por el túnel hasta la altura de la plaza de San Francisco. Allí murió. Justo donde se iniciaba la calle Sierpes, la cárcel de Sevilla y el Mesón de los Perdidos, el lugar donde llevaban presos a los cimarrones, los negros que se escapaban de sus dueños.

    Las Negras de la Inmaculada, Jesús Cosano.

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