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Teresa de Ahumada, había sido fundadora de la Orden de los Carmelitas Descalzos. En sus tráfagos por España fundando conventos, monasterios y casas de las descalzas, acababa de constituir el convento de carmelitas de Beas de Segura, en Jaén. Teresa y el grupo de monjas no paraban, en ese viaje se dirigían a fundar otro convento en Sevilla. En aquella ciudad coincidirían con un hermano de la monja que en esos momentos viajaba de Quito a Sevilla. Se llamaba Lorenzo de Cepeda, uno de sus muchos familiares que marcharon a América. (…)

El hecho de que todos sus hermanos se hubieran marchado a América y que a los pocos años de esa marcha de sus familiares, fuera a verla al convento donde estaba la monja, un fraile que venía de las Indias, Alonso Maldonado, para contarle «los millares de almas que allí se perdían por falta de doctrina», parece que fue el detonante que hizo que la futura santa se volcara en la titánica tarea de salvar las almas de esos «pobres indígenas».

De los hermanos que marcharon a América, uno especialmente se enriqueció de inmediato. El más querido por Teresa de Ahumada, Lorenzo, con el que en breve, se iba a ver en Sevilla.(…)

El dinero que serviría para fundar monasterios se conseguía gracias al trabajo esclavo, «al sudor y la fatiga de estos míseros indígenas recién conquistados», comentaba con orgullo el canónigo honorario de la iglesia metropolitana y superior de los carmelitas de Quito. (…)

Justamente cuando ya había comprado la casa y no tenía a nadie que le fiase y tenía que entregar el dinero a sus dueños, aparece como por milagro Lorenzo, el hermano rico de América, que con su enorme fortuna paga la casa a las monjitas, les da de comer durante un tiempo y se gasta otra fortuna en llenar el palacio de muebles y enseres (…)

Además del acaudalado hermano de Teresa, las monjas estaban muy bien relacionadas con gentes del poderoso clan de los genoveses. Los italianos formaban el grupo mayoritario que controlaba la banca y los negocios con África y las Indias en la ciudad de Sevilla. Con uno especialmente, con el banquero Doria, tenía la monja una estrecha relación (…)

Un lado del edificio que tenían las monjas en Sevilla estaba pegado a las huertas de la hospedería de Indias de la Casa Grande de San Francisco de Sevilla y el otro estaba cerca del Compás de los Negros en la antigua calle Rositas, actual calle Adolfo Cuéllar.(…)

La misma Teresa de Ahumada escribe a fray Ambrosio Mariano (…) «La casa es tal que no acaban las hermanas de dar gracias a Dios…. Dice el teniente que no hay mejor casa en Sevilla, ni en mejor puesto, el huerto es muy gracioso, las vistas extremadas, hasta las galeras del río veían las monjas»

Subido por Dámaris G. participante del Espacio de trabajo colaborativo para De biografías y videografías. Fuente: relato tomado del libro «Las Negras de la Inmaculada» de Jesús Cosano.

Fachada actual de la casa palacio que Lorenzo de Cepeda le compró a su hermana Teresa de Ahumada en la calle Pajarería de Sevilla, actual calle Zaragoza. Detalle de la fotografía de Michael Zapke, 2018, del libro Las Negras de la Inmaculada de Jesús Cosano.

 

Actual calle Adolfo Cuéllar, antigua calle Rositas, donde estaba el Corral de los Negros. Al fondo la calle Zaragoza, antigua calle Pajarería. Detalle de la fotografía de Michael Zapke, 2018, del libro Las Negras de la Inmaculada de Jesús Cosano.